El viaje de regreso a casa fue muy silencioso e incómodo.
Los nudillos de Damian se habían puesto blancos por lo fuerte que estaba agarrando el volante a pesar de que su rostro estaba tranquilo como si estuviera teniendo un buen día. Sofía se sorprendió de que hubiera venido solo sin ninguno de sus guardaespaldas con él. Ella se sentó a su lado en el asiento del copiloto, con las manos apoyadas en el regazo, demasiado temerosa de que un movimiento en falso le volviera a llamar la atención. Trató de imaginar que no estaba aquí en ese momento y que todo a su alrededor no era real. Ni siquiera el sonido de su propio corazón tronando en su pecho.
Entonces él habló, sorprendiéndola.
"Nadie es demasiado viejo para aprender, ¿verdad?"Él la miró antes de volver su atención a la carretera. "Hoy has aprendido que toda acción tiene consecuencias"
Ella no respondió.
Giró ligeramente la cabeza para mirarla a la cara, mientras colocaba una mano sobre la suya en su regazo. "Lástima que tenga que cas