68.
AURORA
Estábamos rodeadas de hombres sanguinarios y salvajes, los mismos que atacan manadas pequeñas, asesinando a todos solo por placer.
Para nadie es un secreto la enemistad que tienen los lobos con los vampiros desde hace siglos, algo que apenas pudo controlarse con una firma de paz en una delgada hoja de papel que fácilmente puede romperse.
Aún así, existen estos grupos rebeldes que odian las reglas y prefieren asesinar a quien sea que se encuentre en su camino.
Y justo en medio de ellos estaba yo, tomando copa tras copa de alguna especie de licor extraño, pero sabroso.
—Otra copa, Aurora.
—No, no más, ya me siento algo mareada—negé, queriendo parar, pero ahí estaba yo, tomando otra copa de un solo trago.
El líquido baja caliente por mi garganta, sintiéndose tan bien en todo mi cuerpo que deseaba un poco más.
Tenía razón Samantha al decir que me relajara, que aquí nadie tenía nombre o pasado, solo las ganas de querer sacar todo.
Tomé la nueva copa que me había dado Sam, pasándola