—Claro que sí, papá. Solo significa una cosa: que todavía amas a I-v-y —dijo Daniella con voz temblorosa, con los ojos llenos de lágrimas.
Dicho esto, intentó alejarse, pero Liam la rodeó con un brazo por la cintura y la atrajo hacia sí con un rápido movimiento.
—Por si no te lo he dicho antes, Ella —dijo contra el cabello de Daniella mientras ella seguía sollozando suavemente en su pecho.
—Eres lo mejor que me ha pasado en la vida, Ella. Pensé que no podría amar a otra mujer tanto como he amado a Ivy, pero verte crecer a mi lado y convertirte en una mujer hermosa cada día...
—Además, el gran amor que me tienes, Ella, es tan grande que creo que nadie más podría amarme igual, ni siquiera tu madre. Me hace darme cuenta de que eres la única para mí.
Tras escuchar sus últimas palabras, Daniella se separó de su abrazo y lo miró fijamente a los ojos, clavando la vista en sus ojos ámbar.
«Reconozco que amaba a Ivy con todo mi ser, pero nunca la amé como te amo a ti, Ella. Te amo cada día más