Lorand
Lanza la nube del humo hacia el cielo en lo que corroboro no haya nadie cerca.
No siente mi presencia ni cuando estoy a unos cuantos pasos. Observo con detenimiento la persona que cree puede tocar a los míos sin recibir nada a cambio. Se me hizo conocido al ver cómo huyó en Italia. Francesco hizo una sugerencia pero en realidad nunca una acusación contra alguno.
__ ¿Quién fue el de la idea? - me planto atrás suyo. Este se gira de golpe sin mover la mano que sostiene su puro. - ¿Tuya o de Ferenc? Es lo que aún no me queda claro.
__ No sé de qué hablas - retrocede con disimulo. - Me están esperando, conversamos luego.
__ ¿Dije que podías irte? - con un ademán los perros le cierran el paso. Muestran sus dientes, gruñendo a modo de solo esperar otra señal para atacar.
__ Podemos conversar ahora - decide no dar otro paso.
Mira a mi puesto con cierto grado de tensión que no logra esconder porque ni para eso es bueno el viejo.
__ No me has respondido, Klint - recalco.
__ No hay nad