Capítulo 667
Tocaron a la puerta.

Leonardo abrió los ojos y dijo con indiferencia: —Pasa.

Matilda entró en la sala de descanso con un vaso de leche y dijo preocupada: —Leo, llevas todo este tiempo trabajando en la fiesta de celebración y no has descansado bien. Te he calentado un vaso de leche. Bebe mientras está caliente.

—Vete.

La expresión en el rostro de Matilda se congeló y dio unos pasos más hacia adelante, poniendo la leche sobre la mesa.

—Leo, lo hago por ti...

—¡Fuera, no me hagas repetirlo!

El frío de su cara hizo que Matilda diera un respingo, pero esta noche su admisión de que era su novia la hizo valiente.

—¡No me voy, me quedo para cuidarte!

Su voz era quebradiza y obstinada, Leonardo abrió los ojos y la miró.

Matilda llevaba años imitando a Natalie, y él lo sabía, pero no quería darle importancia.

Al fin y al cabo, la echaba mucho de menos, y ver de vez en cuando la cara y el comportamiento de Matilda que se parecían a los de ella le daba la ilusión de que seguía viva, por eso se que
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