—No te preocupes por eso, ya me he puesto en contacto con el tipo de Imperialia, podrá venir y llevarse a Leo cuando Leo quiera.
Ramón se quedó helado, mirando sorprendido a Josefina.
—Mamá, ¿por qué hiciste esto sin consultarme?
Josefina le miró fríamente, —¿Consultar qué contigo? ¿Tú tomas la decisión?
Ramón: —...
Josefina bajó la voz y dijo: —Nunca has tomado decisiones desde pequeño, por eso tu padre le dio el Grupo Ramos a tu hermano en vez de dejar que lo gestionaran juntos.
Ramón frunció el ceño ante lo de aquel año y dijo: —¡Mamá, basta, no quiero hablar de eso!
Josefina bajó los ojos y no continuó la conversación.
Media hora después, Leonardo entró en la sala.
Al ver a Ramón y Josefina sentados seriamente en el sofá, frunció el ceño: —Papá, abuela, ¿qué quieren decirme?
—Ven y siéntate.
Leonardo se sentó junto a Ramón, Josefina le dijo: —Leo, en realidad... Tú no eres hijo de tus padres, tu madre es Paula, la tía que desapareció cuando eras niño.
Se hizo el silencio en el saló