Cuando Tadeo estaba a punto de hablar, la puerta del asiento trasero se abrió de golpe y, antes de que pudiera reaccionar, lo sacaron del coche.
—Qué...
Al instante sintió un dolor agudo y se desmayó.
Cogieron la caja fuerte del coche y se marcharon en la moto.
Cuando el chófer quería llamar a la policía, ya habían desaparecido.
Tadeo se despertó con un chorro de agua fría y abrió los ojos de golpe. Se horrorizó al ver a Kalor de pie frente a él.
—Señor...Señor Kalor...
Kalor le miró con indiferencia, como si estuviera mirando a un muerto.
—¿Dónde está la clave secreta?
Tadeo se apresuró a explicar: —Yo... No sé, tuve un accidente de coche cuando venía a traerla, y... Luego me quedé inconsciente, no sé nada más...
—¡Inútil!
Los ojos de Kalor se llenaron de ira. Si hubiera sabido que Tadeo era tan inútil, habría mandado a alguien a buscar la clave secreta.
Por otro lado, su hombre se acercó y dijo con cautela: —Señor Kalor, los dos hombres que robaron la clave secreta abandonaron el coc