Lucía expuso a Omlio detalladamente sus ideas sobre unas escenas del guion.
A Omlio se le iluminaron los ojos poco a poco mientras escuchaba, y tuvo que admitir que, efectivamente, las ideas de Lucía harían la trama más completa y los personajes más vivos.
—Bien, los cambiamos como tú digas. —Omlio miró a Lucía con aprecio.
—¡Gracias, director!
Omlio sonrió: —Debo agradecértelo, la historia se desarrolla mejor con tu modificación. Si crees que hay que modificar otras partes, puedes acudir a mí.
Lucía se sorprendió, no esperaba que Omlio aceptara, asintió y dijo: —¡De acuerdo!
Tras unas horas de preparación, Genimo se encontraba en un estado mucho mejor cuando volvió a actuar con Lucía.
En una tarde de verano, Tiana llevaba un vestido de seda rosa y caminaba por el sendero de piedra hacia la familia Guzmán con un paraguas en una mano y una cesta en la otra.
La cesta contenía una hoja de loto y una flor de loto, y desde la distancia parecía como si un hermoso cuadro hubiera cobrado vida.