Protegía a Lucía con su cuerpo del humo y los escombros voladores, asegurándose de que no sufriera más daños.
En este momento, también llegaron los rescatadores, que rápidamente controlaron el incendio y empezaron a atender a los heridos.
Lucía subió a la ambulancia con la ayuda de Emiliano, giró la cabeza y miró a Emiliano, con gratitud y lágrimas en los ojos.
—Gracias, Emiliano.—Lucía se atragantó.
—Deja de hablar, ahora estás herida, vamos al hospital, no tengas miedo, yo me quedaré contigo.
Subieron juntos a la ambulancia, y después de que llevaron a Lucía a urgencias, Emiliano esperaba ansioso fuera.
Había esperado tanto tiempo a que Lucía volviera, ¿qué haría si le pasaba algo?
Se oyeron unos pasos apresurados al final del pasillo y Natalie llegó a la puerta de urgencias, visiblemente sorprendida al ver a Emiliano, pero su expresión se volvió fría enseguida.
—¿Cómo está Lucía?
—Aún en quirófano, no sé los detalles. —Emiliano dijo con voz ronca y los ojos enrojecidos.
Natalie asin