Emiliano miraba con frialdad a Ella, no dijo nada, sacó una pila de documentos de su bolsillo y los golpeó con fuerza delante de Indira.
Los documentos se esparcieron por el suelo, revelando los registros de chat, fotos y una serie de pruebas cuidadosamente planificadas.
El rostro de Indira palideció al instante al ver las pruebas, y supo que no podía seguir negándolo.
Recogió los documentos asustada e intentó explicar: —Emiliano, escúchame, yo... Estaba muy asustada. Tenía miedo de que te atrajera Lucía, de que me dejaras. Sé que no está bien, pero yo... Realmente me importas demasiado.
Emiliano observó a Indira llorar, sin que su corazón flaqueara.
—¿Te importo? ¿Por eso me tendiste una trampa a mis espaldas y a Lucía? ¿Y destruiste la reputación de la gente solo para satisfacer tu egoísmo? Indira, me decepcionas mucho.
Al oírlo, Indira sintió un maremoto de desesperación.
Cayó de rodillas frente a Emiliano, se abrazó a sus piernas y le pidió perdón entre lágrimas: —Emiliano, de verd