Cuando reaccionó, era demasiado tarde, si ahora arrancaba el coche, la policía iría tras él, lo único que pudo hacer fue sentarse en el coche y mirar cómo se acercaba la policía.
—¡Toc, toc, toc!
La policía tocó la ventanilla de su coche, —Señor, por favor, sal del coche y coopera con nuestra investigación.
En cuanto salió del coche, Natalie le reconoció inmediatamente que era el subordinado de Leonardo, que cuando Leonardo había quedado inutilizado de las piernas, le había recogido a salir y a volver.
Ella fingió no conocerlo y dijo a la policía: —Señor, me ha estado siguiendo hasta la comisaría y no sé qué quiere hacer. ¿Es un pervertido?
El rostro de Farid Guerrero se tornó serio al decir por primera vez en todos los años que llevaba trabajando para Leonardo que alguien lo había llamado pervertido.
—Señorita Silva, no te estaba siguiendo, vine a la comisaría a hacer algo.
Natalie levantó una ceja, —Si no me seguiste, ¿cómo sabes que me apellido Silva, creo que no nos hemos visto ni