Capítulo 103.
El aroma a vainilla se había esparcido por toda la cama, el entorno estaba impregnado de ella y con sólo mover la mano y pasarla por su rostro, Kael se dio cuenta que también estaba en las vendas.
Solo recordaba haberse inyectado la sustancia sin color y que quemó sus articulaciones con sólo segundos de haber ingresado a sus venas. Luego dolor del más extremo que probó y seguido de ello, no hubo mucho.
Solo un sitio cómodo y cálido al que se aferró y ahora entendía por qué lo sintió así.
La chiquilla de cabello trenzado descuidadamente y un paño en su mano estaba dormida en el borde de la cama, con la cabeza apoyada en el espaldar y la espalda de tal forma que estaba seguro que se iba a quejar de dolor luego.
Se movió de su lugar y la llevó sobre él, y apenas la movió.
¿Quién se dormía de esa manera? Podría entrar alguien y ni siquiera darse cuenta.
El cabello le hizo cosquillas al resbalar por su rostro, así que lo alejó y la acomodó en su brazo. Llevándola hacia su