El precio de la sangre (4ta. Parte)
El mismo día
New York
Alexander
Mi negación era parte del duelo. Se mezclaba con la confusión que dejó el accidente de mi padre. Hubiera sido distinto ver su cuerpo, tener la certeza de que estaba muerto. Entonces mis sospechas habrían sido comprensibles: no era un escape de la realidad, como insinuaba Claire, sino lógica pura. Había mil teorías en mi cabeza… incluso la posibilidad de que la mano oscura de Henry Beaumont estuviera detrás de todo.
Claire intentaba contenerme, mitigar mi rabia y mi dolor, pero el momento era demasiado difícil. Y, en el fondo, sabía que aquello apenas era el comienzo.
Aun así, algo dentro de mí se movió, un clic imperceptible, o quizás la certeza de que la vida era demasiado corta para dejarla en pausa.
Recliné la cabeza sobre su regazo, buscando refugio. Sus dedos se deslizaron entre mi cabello con una dulzura casi dolorosa. Su voz, suave pero firme, intentaba reconstruirme pedazo a pedazo.
—Gracias a ti es que todavía no me desmorono… que sigo en pie —