62. ¡ERES UNA INGENUA, ARIANA!
(ARIANA JÁUREGUI)
Una vez dentro del aeropuerto, lo primero que hice fue buscar una tienda de electrónica. Necesitaba un teléfono nuevo. Yu-jin se había quedado con el mío, cortándome toda comunicación con el mundo exterior… y lo que era peor, con Ethan. «Tengo que encontrar una forma de contactarlo», pensé, mientras elegía un teléfono sencillo pero funcional. «Tengo que decirle que sigo aquí, que no me he rendido».
Compré el teléfono y una tarjeta SIM local. Lo primero que hice al encenderlo fue intentar sincronizar mi agenda anterior. Crucé los dedos para que la copia de seguridad se hubiera guardado en la nube. «Si logro recuperar mis contactos, tal vez… tal vez pueda encontrar a alguien que nos ayude», pensé, con una chispa de esperanza encendiéndose en mi interior.
Mientras el teléfono se sincronizaba lentamente, me senté en una de las sillas de la sala de espera, con la mirada fija en la pantalla. Cada minuto que pasaba se sentía como una eternidad. Finalmente, la sincronización