Alejandro dijo:
—Ahora tengo algo que hacer.
Alejandro le colgó justo después de decir eso.
María miró fijamente la pantalla del teléfono. “¿Así nomás me colgó?”
Furiosa, arrojó el celular al piso.
Su enojo, sin duda, Alejandro no lo vio.
Alejandro, con un tono indiferente, dijo:
—¿Tan rápido saliste de la prisión?
Por su tono, parecía que le molestaba que Vanessa hubiese pasado tan poco tiempo allá.
—Alejandro, no seas así conmigo —dijo Vanessa con los ojos rojos, mientras corría hacia él y lo abrazaba por la cintura.
—¿Sabes lo mucho que te he extrañado?
Era muy buena jugando a ser la víctima.
Con su apariencia inocente, y esos ojos brillantes y llenos de lágrimas, siempre parecía tan vulnerable y encantadora.
Alejandro la alejó un poco:
—Y tú, Vanessa, ¿sabes lo mucho que te odio ahora, después de que Luciana y yo nos divorciamos por tu culpa?
—No esperaba que Luciana y tú se divorciaran... —dijo Vanessa, con una expresión de miedo.
—Puedo ir a explicárselo.
—¿Explicar? —dijo A