Capítulo 31

El pulso se me aceleraba con cada caricia que Bastian me hacía, nuestras lenguas danzaban, nuestros corazones se entendían a la perfección y tocaban una canción digna de nuestro amor, Bastian no dejaba de besarme y yo caí ante el deseo y la tentación, lo necesitaba tanto o más que él me necesitaba a mí, nuestras respiraciones eran entrecortadas y mi cuerpo pedía más.

—Bastian... —traté de hablar pero no me dejó, ya que volvió a introducir su lengua en mi boca.

Después comenzó a besarme el cuello, yo ardía de deseo, y me aferré a sus hombros haciéndolo mi único salvavidas en este mundo, me regalaba rápidos y muy lujuriosos besos hasta bajar a mi pecho, una vez e

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