Capítulo 11

La lluvia no paraba y no podía defenderme, los ojos de Hugo estaban observando mi cuerpo con deseo, sus ojos estaban inyectados, y por el olor se notaba que había fumado marihuana.

—Ahora si llegó mi turno, te voy a disfrutar como nunca nadie lo ha hecho, ni siquiera el imbécil de Bastian Woodwryn —dice con desprecio mientras yo hago un intento inútil por escapar.

—No lo hagas, por favor, tú no eres como Annethe, tú...

— ¡Cállate zorra! —Me da una bofetada que me duele más que el alma en esos instantes— ¡No menciones a mi hermana!

Abro los ojos como platos al escuchar eso, ¿era cierto lo que había escuchado? O s

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