Capítulo 21
¿Que Xavier no era exigente con la comida?

Eso sí que fue el chiste más absurdo que Liana había escuchado en todo el día.

Nunca había conocido a alguien tan maniático como él.

No comía la mayoría de las verduras, no tocaba el cordero ni el pescado, y además tenía exigencias ridículas con la forma y la textura de la comida.

¿A qué nivel?

Por ejemplo, si pedía costillas en salsa, tenían que estar cortadas exactamente del mismo tamaño; si alguna pieza se veía fea, simplemente no la comía.

Tampoco soportaba nada pegajoso ni demasiado blando.

En resumen: un catálogo completo de mañas insoportables.

En siete años, las veces que habían salido solos a comer podían contarse con una sola mano.

Cada vez, Liana preparaba todo con anticipación: investigaba restaurantes, revisaba menús, solo para no cometer el más mínimo error que pudiera hacerlo perder el humor.

Y ahora, él tenía el descaro de decirle a Lucía que no era quisquilloso.

¿De verdad una persona podía ser tan doble cara?

Liana sintió que
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