— ¡Deja tu placa y tu arma sobre la mesa Antonio! — Bufó el Capitán de la Comandancia visiblemente molesto.
— ¿Pero de qué está hablando Capitán? ¡No puede ser en serio! ¡Eso es absurdo! — Antonio protestó.
— Lo siento Russo, ya quisiera yo que fuera una maldita broma, pero no lo es, y no puedo hacer nada por ti ahora más que esperar a que la investigación termine y devolverte la placa — El capitán inspiró profundamente llevándose una mano al cabello para echarlo hacia atrás en un gesto de profunda frustración.
— ¿Pero se está escuchando Capitán? ¡Esas razones que están en ese informa son ridículas! Es público y notorio que el hombre no es santo de mi devoción, además, ¡El tipo es el ex marido de mi mujer, por el amor de Dios! ¡No lo