Luego de una mañana recorriendo los amplios jardines de la clínica, regresaron a la suite y Evana anunció que se daría un largo baño en la tina ya que hacía muchos años que no caminaba tanto.

Ese tiempo lo aprovechó Ignacio para reunirse con sus hijos en la terraza donde tomaron asiento ya que él tenía algo importante por discutir con ellos, según les dijo:

–Chicos, quería hablarles de la lista de deseos de su madre, he estado investigando y hay un par de cosas que puedo hacer por ella mientras estamos aquí, no serán en el orden estricto que los tiene, pero me ocuparé de que todos sean cumplidos.

–¿De verdad? Genial, ¿qué cosas harás aquí? –indagó George entusiasmado.

–Lo primero sería lo de montar a caballo, muy cerca de aquí hay un hipódromo, ya los contacté y podemos dar un paseo en auténticos pura sangre.

–¿Todos? –quiso saber Adrián con recelo.

–Todos, aunque se detendrían un poco más en su madre para que disfrute por má