Ignacio decidió pasar por la oficina de Tiberius antes de ir al hospital, Lo anunciaron, obtuvo autorización y fue recibido por un Tiberius más serio que de costumbre, estaba acompañado de Fabio, quien lo saludó con un leve gesto de su cabeza y se alejó hacia la ventana de la oficina.
–Buenos días.
–No son muy buenos Remington, te dejé pasar para decirte personalmente que tu visita no es oportuna, además no puedes aparecerte aquí cada vez que se te ocurra.
–¿Qué pasa? ¿Puedo ayudarte? Es obvio que estás descolocado.
–No lo creo y no me analices, gracias por tu ofrecimiento, pero no es necesario, ahora por favor –concluyó extendiendo su mano hacia la puerta invitándolo a salir.
–Vengo del colegio, Federica quiere tu ayuda en la administración.
–¿Ahora eres su mensajero? No estoy interesado.
–Yo también me negué, aunque le dije que podía asesorarla y ayudarla a distancia, me pidió que hablara contigo.