Rebeca sabía que él no le permitiría acercarse a su estudio, así que le esperó en su dormitorio mientras leía un libro.
Logan no volvió a su habitación hasta cerca de la una de la madrugada.
Al verle regresar, Rebeca dejó su libro y miró hacia él, Logan la vio y preguntó con voz débil: —¿Ocurre algo?
Sin ser pedante, Rebeca fue directa al grano y dijo: —He oído que dentro de un par de días hay una subasta benéfica en Vaymal...
Logan se quitó con elegancia la corbata del cuello, la miró y dijo: —¿Quieres una invitación para la subasta?
Rebeca se quedó helada: —Sí.
—De acuerdo.
Con esas palabras, Logan se dio la vuelta y se dirigió al guardarropa, y al cabo de unos instantes estaba en el cuarto de baño dándose una ducha.
Rebeca se sorprendió un poco de que accediera tan fácilmente.
Sin embargo, como él había aceptado, se sintió aliviada.
Era tarde, dejó el libro y se tumbó en la cama antes de que Logan terminara de ducharse.
Como la subasta era pasado mañana, Rebeca volvió a la villa la