Mundo ficciónIniciar sesiónAl día siguiente, Salvador despertó mucho más temprano de lo habitual. No había dormido profundamente; su mente había estado dando vueltas entre recuerdos, palabras mal dichas y silencios que aún pesaban. Permaneció unos segundos mirando el techo, respirando con lentitud, hasta que decidió incorporarse. Se colocó una bata sin hacer ruido y, al abrir la puerta de su habitación, algo inesperado lo detuvo en seco.
Un aroma cálido, envolvente, delicioso.No era el olor habitual de la casa a esa hora. No era café automático ni pan tostado apresuradamente. Era algo más elaborado, más hogareño. Salvador frunció levemente el ceño, intrigado, y dejó que su instinto lo guiara. A medida que avanzaba por el pasillo, el aroma se intensificaba. Entonces escuchó un ruido suave, metálico, acompañado del sonido inconfundible de una sartén.La cocina.Bajó las escaleras con pasos lentos, casi incrédulos, y al llegar se encontró con una escena qu






