Mundo ficciónIniciar sesiónAquello debió haber sido un malentendido absurdo y sin sentido.
¿Qué hacía ahí Mónica? ¿Quién la había invitado? Pero lo más importante: ¿cómo demonios había entrado?Las respuestas a esas preguntas no tardaron en revelarse cuando todos vieron la mano que se extendía para invitarla a tomar asiento.Durante unos segundos, toda la atención se centró en ellos. Luego, Salvador volvió a tomar la palabra frente a las cámaras:—Yo lo recibiré con gusto, si mi esposa me da un hijo, será bienvenido.Con esa respuesta recuperó por completo el interés del público.—Cristina es una mujer que llegó a mi vida en el momento más inesperado —añadió, mirándola con orgullo—. Y si tuviera que volver a elegir con quién casarme, la elegiría nuevamente a ella.Ambos se miraron. Y aunque tenían al frente a dos de las personas que más los detestaban, continuaron con la misma calma, como si el mundo se hubiera detenido a su alrededor.La ronda de






