Accedí por la puerta trasera a la habitación contigua, que contaba con una cama, un baño, una tele y una pequeña cocina, todo de primerísima calidad. El apartamento de soltero perfecto para el ejecutivo que trabaja hasta tan tarde que no le merece la pena conducir hasta casa.
O más un picadero. Aquí es donde traía a las mujeres cuando me las quería tirar. Siempre fuera del horario de oficina, por supuesto,y nunca se quedaban toda la noche. Hacía que mis <
> se largaran mucho antes del amanecer. Todo esto era antes de encontrar a Raquel. Nunca quise traerla aquí. Ella era diferente desde el principio. Especial. Mi preciosa chica americana.Raquel ni siquiera sabía de la existencia de esta habitación. Lo habría pillado en dos segundos y me habría odiado por traerla aquí. Me froté el pecho y traté de calmar el dolor que me abrasaba. Abrí la ducha y me desvestí.Mientras el agua caliente caía sobre mí me apoyé en los azulejos y me enfrenté a la realidad. ¡No estás con ella! La h