Punto de Vista de Judy
El viaje en carro fue largo. Nos tomó varias horas, y la mayor parte del trayecto transcurrió en silencio. Gavin estuvo absorto en sus pensamientos todo el camino, al igual que yo. Conducía con la mandíbula tensa, con una mano firme sobre el volante y la otra sujetando la mía, era como si temiera que desapareciera si me soltaba.
Yo miraba el bosque que pasaba a toda velocidad a través de la ventana: árboles densos, ramas pesadas, parches de neblina matinal pegados al suelo. Cuanto más avanzábamos, menos reconocible se volvía el mundo; no había casas, ni buzones, ni siquiera un corredor o excursionista ocasional, solo kilómetros y kilómetros de quietud.
—¿Por qué viviría tan lejos de todo el mundo? —pregunté, más para mí que para Gavin.
—Por lo que sé, no confía en nadie —respondió él.
Antes de salir, Taylor había investigado un poco más y consiguió información adicional sobre Coraline Blackwell. Había desaparecido del radar hacía años cuando cortó todo vínculo co