Punto de Vista de Judy
Nan entró a la villa como si fuera suya.
Adam, nuestro mayordomo, ya estaba acostumbrado; apenas rodó los ojos al ver que pasaba, por lo que Nan le regaló un guiño y un saludo con la mano antes de dirigirse al salón trasero, donde Irene y yo estábamos sentadas.
La vi caminando desde la entrada hacia nosotras, y no pude evitar que una sonrisa enorme me iluminara la cara.
Nan había estado tan ocupada entre su restaurante y las tareas de la manada que casi no podía verla, así que me alegró muchísimo que Chuck estuviera cubriéndola en el trabajo y que por fin pudiera darse un respiro.
Al llegar, levantó una bolsa en el aire.
—Hice muffins —anunció—. Pensé que a ustedes les gustarían.
Los dejó sobre la mesa de centro y sonreí agradecida; sus muffins eran increíbles, ya estaba lista para devorar uno.
—Gracias —le dije con una amplia sonrisa—. Me alegra que pudieras venir con tan poca anticipación.
Nan bufó mientras se dejaba caer en el sofá junto a Irene.
—Por favor, p