—Tu territorio es mi territorio —dije a través de mis dientes—. ¿Estás olvidando que soy el que está a cargo aquí?
—Por supuesto que no, Alfa —dijo Raymond, una risa nerviosa escapándosele—. Solo pensé que protegería mi hogar y familia de un forastero. No sabemos nada sobre esta gente, ni los estábamos esperando. Podrían ser traidores...
—¿Estás diciendo que no confías en mi juicio? —pregunté bruscamente, interrumpiendo sus palabras.
—Eso no es lo que quise decir —balbuceó—. Quiero decir...
—¿Estabas consciente de que la mujer con la que hablaste tan terriblemente y echaste de tu propiedad era tu nueva Luna?
Se quedó callado mientras me miró; palabras en la punta de su lengua apenas logrando pasar sus labios. La confusión pasó por sus ojos mientras sus ojos se movieron de mí a su esposa y luego de vuelta a mí.
—¿Q...qué? —preguntó—. No entiendo...
Antes de que pudiera terminar esa oración, tenía su cuello en mis manos, y lo lancé contra la pared, mi aura de Licántropo lavándome y hacié