Pensé en llamar a la Dra. Pierce para que la revisara, pero pronto, Judy se agitó, dándome una pizca de esperanza de que estaba volviendo en sí. Aunque, la espera no terminó ahí, continuó durmiendo e hizo pequeños ruidos por las siguientes horas, así que puse un paño tibio sobre su cara y continué monitoreándola hasta que finalmente abrió sus ojos.
—No trates de moverte —le dije, pasando mi mano por un lado de su cara—. Te desmayaste.
Parpadeó por un momento, aparentemente confundida. Sus cejas se fruncieron mientras miraba alrededor de la habitación, tratando de entender su entorno.
—¿Cómo llegué aquí? —Preguntó, su voz salió como un susurro—. Lo último que recuerdo es que estaba en el bosque.
Eso tenía sentido; asumí que Judy se había desmayado mientras estaba en forma de loba y fue su loba la que se mantuvo consciente, sacándose a sí misma y a Judy, del bosque.
—Te desmayaste —le dije—. Tu forma humana debe haberse desmayado mientras estabas en forma de loba. Afortunadamente, tu lob