Mientras acomodaba una bandeja de pastelitos recién salidos del horno, sentí cómo el suave viento de la tarde acariciaba mi rostro a través de la ventana abierta de la pastelería. El olor a vainilla y chocolate impregnaba el ambiente, una combinación exquisita que siempre me hacía experimentar una sensación de hogar.
Aunque Sebastián me había dado una suma excesiva de dinero, decidí aceptar un empleo de medio tiempo en una tienda de pasteles. Mientras Derrick estaba en clase, era una forma ideal de mantenerme entretenida. Mientras acomodaba los pasteles en su posición, un destello de color capturó mi mirada. De repente, surgieron flores vivas y llenas de color, como un obsequio espontáneo de la naturaleza.
Cuando alcé la mirada, me topé con Rune. Siempre que estaba presente, irradiaba una energía vibrante que se percibía en el ambiente. Sonrió de una manera vivaz y seductora, esa sonrisa que hacía que mi corazón latiera un poco más rápido.
No quería admitirlo, quería guardar mi co