Alan
Me desperté luego de escuchar un sollozo, ella estaba llorando. Me acomodé y encendí la luz para verla.
—¿Qué pasó Camila? me despertaste —dije—. Creo que ya debemos tratarnos sin tanta formalidad —dije entre risas para hacer que ella dejara de llorar, pero seguía haciéndolo—. ¿Qué sucede? ¿hice algo que te molestó?
—No… ¿estabas durmiendo? ¿me escuchaste? —limpié sus lágrimas.
—No, la verdad no. Me diste tranquilidad y dormí. Lamento no haberte escuchado, pero ya estoy alerta, dime todo lo que quieras decirme. —Ella bajó su cabeza, puse mi mano en su mentón e hice que me mirara—. No bajes la cabeza ante nadie, nunca lo hagas.
—No me hagas caso, fue solo una pesadilla.
—No pienses que no te quiero —dije— la verdad el amor para mí no es algo real, he tenido que vivir a varias cosas y lo que menos deseo es poder herir a alguien únicamente por mis problemas. En especial a alguien como tu.
—Eso no va a pasar.
—¿Te puedo contar algo que nadie más sabe…? —ella mueve su cabeza—.