Alfred y Alexia se miraron y después su padre preguntó
— ¿En serio, estás segura de que tus estrategias darán resultados? ¡Eres osada hija!— dijo Alfred.
— Sí, estoy muy segura papá—explicó ella— necesito cuidar mi inversión y debo cuidar, cada paso que doy con Merritt, interesarme en él y sus negocios, creer que deseo aprender de él cómo hacer negocios, lo hizo sentirse muy importante.
— Tienes razón hija— manifestó Alexia coincidiendo con Eleanor— todo lo que sea necesario para mantener a Merritt contento, debes hacerlo.
— Si madre, debo ser cuidadosa y comportarme como una mujercita enamorada— convino con sus padres.
Todos quedaron contentos con el proceder de Eleanor, todos se dedicaron a atender sus obligaciones, una con damas de sociedad y asociaciones benéficas y la otra a revisar los estados de la bolsa de valores para incrementar sus inversiones.
Así transcurrían los días de la familia Hawkins, entre finanzas, negocios y aparentemente la vida para una chica de dieciséis añ