AVA —No tengo que darle explicaciones de mis actos… —Vives en mis tierras, en mi casa, yo soy tu maldito Alfa, a mí me das todas las explicaciones que te pida —me gruñó en la cara con los caninos afuera, hecho una fiera, haciendo bullir mi indignación. —Aún no pertenezco a su manada, Alfa Hunter, y solo le debo explicación a mi pareja. Owen sabe a dónde voy, si tiene dudas, pregúntele a él. ¡Suélteme! Jalé mi brazo con ira. Estaba tan enojada, pero él no me soltó y, Diosa, no quería ni respirar porque juro que si le sentía el olor a la Beta, lo iba a morder. —Owen sabe la importancia de esta reunión y deberías tener más consideración con él. ¿Acaso no ves lo mal que estás haciéndolo quedar? Sus ojos rojizos bajaron hacia mi escote pronunciado. Admito que este vestido es un poco descarado y más admito que mientras lo escogía, estaba pensando en la cara que se le quedaría si me viera. —¿Lo estoy haciendo quedar mal a él o a usted, Alfa Hunter? —di un paso adelante, pegándole l
AVALa temperatura del aire acondicionado comenzó a soplar desde abajo más fría que el Polo Sur, congelándome las piernas al descubierto. Miré a un lado con indignación, temblando y con la piel de gallina. Él se había puesto a leer el tablet como si fuese inocente y este atropello no tuviese que ver con él. ¿Dónde estaban mis controles? Miré a mi puerta. Si se comportaba como un chiquillo, yo también podía hacer lo mismo. Había muchas teclas y no supe exactamente cuál toquetear, así que me puse a pulsarlas todas. La temperatura no subía y ya estaba con los dientes castañeándome, pero en ningún momento me cubrí las piernas. Repentinamente, el sonido del cristal tintado en el medio, me hizo mirar adelante. Se comenzaba a cerrar lentamente y no tenía ni idea de cuál tecla lo había accionado. Los ojos del chofer se cruzaron con los míos una fracción de segundo y la verdad no sabía si se estaba riendo o compadeciendo. Lo único que logré en mi arrebato fue encerrarnos a mí y a Gr
AVARugió arrojándome el saco a los hombros y saliendo del Bentley mientras daba un portazo.Mis ojos indiscretos jurarían haber visto la polla bien parada bajo el pantalón… habrán sido las ganas que le traigo a este hombre.Afuera, las luces de los autos continuaban prendidas. Escuché la voz de Winifred y decidí salirme de una vez del papel de la oveja negra. Ya había hecho bastante de las mías esa noche… o al menos por ahora. Logré ponerme el outfit elegante y los pendientes. Alguien tocó en la ventanilla y pensé que era Greyson, así que abrí con confianza para encontrarme con el chofer. —Se… señorita Reed, ¿ya podemos continuar? —me habló de espaldas, mirando al bosque. —Sí, le puede decir al Alfa que suba —miré hacia el exterior, pero ya no había nadie. —El Alfa va en el primer auto para que esté más cómoda. —Ah, entiendo. Podemos continuar —no pude ocultar la decepción en mi voz. Me metí hacia el interior, cerrando la puerta.Poniéndome el pesado collar, tan frío y hermo
AVA David me soltó como si lo hubiesen electrocutado. El pobre se puso hasta gago, y no era para menos si Greyson estaba hoy insoportable. Subí las escaleras siguiendo a David y, al pasar al lado del Alfa, mi antebrazo fue sostenido de nuevo por él. Arrastrándome hacia esa aburrida fiesta como si fuese una chiquilla. Lo peor de todo es que no me dejó moverme de su lado con la excusa de que debía aprender más cómo administrar la manada. Como la futura Luna, había muchas cosas que no sabía de Crimson Raven. Tuve ganas de decirle que mientras él fuera el Alfa, la Luna sería su mujer y, obviamente, la Beta ya se estaba preparando para el puesto. Además, Owen y yo solo teníamos un trato de tiempo limitado, jamás sería la Luna de Crimson Raven. —…los valores de las tierras han caído después de la muerte del Alfa Alonso. ¿Usted cree que debemos comprar más territorio? Un hombre, de los tantos lobos adinerados de la manada, hablaba sin cesar de negocios. —Creo que el territorio ya
AVACuando llegamos al bar, que estaba en uno de los tantos pueblos dentro de la manada, ya estaba el ambiente achispado.La parte de abajo hacía de restaurante, las personas comían y bebían en la barra, y arriba estaba la zona privada del cumple.Ojos curiosos nos vieron pasar, pero los hombres siguieron bebiendo de sus botellas, y David me llevó escalera arriba, donde la música resonaba a través de la puerta.—¡Ava!—¡Lima! —Localicé enseguida a mi conocida en medio del gentío y las luces parpadeantes.—. Lo lamento por dejarte plantada; tú sabes, los deberes… —Tranquila, lo bueno es que el Alfa te liberó de tus obligaciones —torcí la boca al escucharla decir eso, pero no la rectifiqué. A ese ogro le iba a dar algo cuando supiera que me fugué, de hecho no quiero ni mirar el móvil que sigue vibrando. El ambiente estaba agradable, con mesitas redondas, barra libre y una pista de baile llena de cuerpos danzando. Conocí a los amigos de Lima. Tomamos y bromeamos, pero en algún moment
AVA Subí finalmente a hablar con Lima para ver la manera de regresar a la mansión. Me iban a llevar, y en lo que recogían sus cosas, bajé hasta el baño. Intenté llamar a Owen, pero para rematar, el móvil se había quedado sin batería. —Bueno, pronto estaré en la casa y ya veré cómo amansar a la fiera —susurré echándome agua en el rostro. Estaba lavándome las manos bajo el grifo, cuando se fue la electricidad en el bar. Enseguida se escucharon las quejas en el piso de arriba, el dueño gritaba que iba a arreglar el viejo generador. Yo agarré mi bolso y, a oscuras, salí del baño, pero poniendo un pie en el pasillo… “¡Ava, hay alguien acechando!” Mi loba me avisó, pero ya era demasiado tarde. Aunque quise regresar a la seguridad del baño y cerrar la puerta con rapidez, alguien me golpeó la parte de atrás de la cabeza con brutalidad y sin misericordia. Mi cerebro se desconectó y lo último que sentí fue que me precipitaba al suelo. *****Cuando vo
AVA Mis ojos, empañados en lágrimas, miraban a través del techo derrumbado, arrepentida de mi rebeldía y sin entender qué estaba sucediendo. ¿Por qué me hacían esto? Cuando pensé que sería violada y luego asesinada… —Aquí tienes tu lechita fresc… ¡Aahh! ¡Ggggrrrppll! —el que iba a meterme el miembro en la boca gritó convulsionando, intentando hablar, sumido en pánico. Algo caliente salpicó mi rostro y miré hacia arriba, con terror, para ver su cabeza con los ojos aún estupefactos rodar de su cuello que salpicaba sangre como un aspersor. Había sido decapitado en un segundo y garras oscuras acechaban en la oscuridad. —¡No, no! ¿Quién eres? ¿Quién te manda? ¡No sabes con quién te metes! ¡Nosotros trabajamos para…! ¡AAahaha! El otro que me aprisionaba se levantó de golpe, balbuceando, mirando a todos lados para escapar. Pero apenas dio media vuelta, esa sombra humanoide se movió a una velocidad increíble y atravesó su pecho, sacando su corazón aun latiendo. Con las piernas
AVA …ojos rojos, garras, sangre, miedo extremo… correr, caer… un monstruo salta sobre mí… —¡Nooo! —me levanté de golpe, sudando y forcejeando con algo que me sostenía. —Ava, tranquila, no, no, pequeña, no luches, soy yo. ¡Ava, reacciona! — manos fuertes me movían los hombros. En las penumbras, lo primero que me calmó fue el olor masculino y luego esos ojos azules que brillaban como dos luces en medio de la oscuridad. —¿Grey… Greyson? —Soy yo, Ava, ya estás a salvo, pequeña, tranquila —me jaló hacia su pecho y me sumergí en ese refugio reconfortante. Fui abrazada y lo abracé, con algunas lágrimas bajando por mis mejillas. Ambos sentados sobre la cama, con las cobijas revueltas y algún pijama que me habían puesto. Mis puños se cerraban en su camiseta, con miedo a que desapareciera de repente de mi lado. Los fantasmas aún acechaban mi alma. No sé cuánto tiempo pasé así, buscando la seguridad que me daba, rodeada de sus feromonas, con su mano acariciando lentamente mi cabello.