109. MI PADRE SE LLAMA GREYSON HUNTER
GREYSON
Llegué a una esquina oculta por algunos arbustos del jardín y presencié el enfrentamiento.
Owen se había abalanzado sobre el secretario, que se convirtió también en su lobo.
El Alfa de mi hijo arremetía contra el Beta lleno de saña.
Toda su conversación podía escucharla.
“¡Mientes, mi madre era una buena mujer!” Owen le rugía, atacándolo sin piedad.
“¡Tu madre solo era una puta que aprovechaba la mínima oportunidad para escaparse de Hunter y suplicarme que la follara!”
Apreté las garras con ira, pero el suave cuerpo contra mi pecho me mantenía sereno.
En medio de su enfrentamiento, cada vez más agresivo, descubrí una verdad que me dolió profundamente.
Bella me había mentido, todo el tiempo.
Se acercó a mí bajo las órdenes del Consejero, solo para vigilar que cuidara de la cripta y no me saliera de mi papel de perro guardián.
Recuerdos de alcoba flotaron en mi mente.
Siempre me recordaba mi deber; cada vez que se acercaba el Abismo Lunar, se mostraba más cariñosa que nunca.
Fui