10. ENTRE EL DEBER Y LO PROHIBIDO
AVA
Logré recuperarme de este accidente no tan accidental.
Recordé la razón por la que escapé de la protección del auto y antes de desmayarme.
Unas personas raras me perseguían y Owen me dijo que ya estaban investigando.
Esos días los pasé más tranquila.
Visitaba a mi madre e intentaba adaptarme a las costumbres de la mansión del Alfa.
Winifred en ocasiones, me quería poner las cosas difíciles, pero nada que no pudiese soportar.
Hasta una noche que Owen me dijo que debía entrar al programa de entrenamiento.
—Lo lamento, Ava, pero con lo que te sucedió, lo mejor es que ejercites un poco. Incluso le viene bien a la debilidad de tu cuerpo —conversábamos en la terraza del jardín por la noche.
—Solo quieres verme en leggings, acéptalo —le dije de guasona, pateándolo un poco en el sillón frente a mí, intentando sacarle una sonrisa.
—Seguro, nena, tú sabes que siempre has sido mi favorita —me dice guiñándome un ojo y nos reímos más de tanta tontería.
Pero en eso la maleza se mueve