En cuanto llego a la casa, el auto no se ha detenido del todo cuando salto y voy directo hacia la entrada. Uno de los sirvientes al ver mi prisa me abre la puerta. Al entrar me encuentro a mi padre; de inmediato, noto su preocupación en el rostro.
—¿Dónde está? —preguntó con desesperación.
—En la habitación… —No termina de hablar mi padre cuando ya voy corriendo por las escaleras. Subo hasta llegar al segundo piso y abro la puerta de la alcoba de mis padres, entrando en ella…
P.O.V. Tania
Noto cómo el orangután sale de la casa sin avisar y además como alma que lleva el diablo. Probablemente, alguna de sus zorritas lo haya llamado y, al ser un perro en celo, se fue corriendo a su encuentro. Por lo menos su salida me ayudará a poder estar a solas con mi prima.
Voy directo hacia su habitación, llego a la puerta y toco dos veces la enorme puerta de madera color café.
—¡Pasen! —oigo su grito desde el otro lado de la puerta. Entro y la veo sentada mirando por la ventana—. ¿Qué ocurre?