Nadia terminó poniéndose una pijama discreta, junto con un suéter de un tono carmesí que combinaba con su atuendo.
Y mientras se cepillaba el cabello y se miraba al espejo, practicaba para sí misma, gestos de sorpresa y sobresalto, cuando Dmitry intentara inculparla por el incidente, aunque según ella, no había dejado ninguna prueba que la delatara.
Se untó crema humectante en el rostro y en el cuello, pero en ese instante se percató que tenía una marca rojiza como si algo la hubiese lastimado, pero al meditarlo no supo exactamente a que se debia, ella quería pensar que tan solo era una reacción alérgica de su piel, ya que esta era sumamente delicada.
Hizo caso omiso, puesto que debia bajar a ver a Dmitry. Una vez lista, bajo a la primera planta y ahí se encontró con Jenica.
—¿En dónde esta?—quiso saber.
—En la oficina—le indico e hizo una señal con la cabeza.
—Ve a la cocina y trae un té para los dos—le ordeno a su hija pensando que una buena forma de aparentar inocencia era mos