— ¡Bienvenida hija mía, qué alegría el volverte a ver! — dijo Edo levantándose de lleno de su silla y abriendo sus brazos — Pensamos que habías muerto, perdimos total contacto contigo
— Presento mis disculpas Señor Saitō, han sucedido un montón de cosas que me han traído hoy a visitarle — respondió Akame con un respeto fingido
— ¿Quién es el prisionero?
— Nada más y nada menos que el Capitán de los buques de Morgan Enterprises
— ¿Cómo es que llegó a tus manos si estabas en Dubái?
— Déjeme explicarle, ¿tiene un momento? — preguntó Akame intentando entrar en confianza
— Claro que sí hija mía, ¿deseas un trago? — respondió Edo abiertamente
— Por supuesto, ¿puedo sentarme?
— Adelante, te serviré el mejor sake de todo el país — dijo mientras se acercaba a su minibar llenando los pequeños vasos de la bebida — Aquí tienes — entregó el vaso en las manos de Akame
— Muchísimas gracias mi Señor — agradeció — Ahora… procederé a explicarle que fue lo que sucedió
— Te escucho hija mía
— En Dubái la