135. Juramento
Con la pistola ajustada a la cintura, Nathan cruzó el vestíbulo arrastrando un dolor que no era físico, sino la angustia de dejar a Isabella sufriendo. Al llegar a la puerta, encontró a Jorge esperándolo.
—Nadie entra ni sale —ordenó sin detenerse—. Si Isabella intenta levantarse, impídeselo.
—¿Cuántos hombres necesita, jefe?
—Ninguno. Walter espera a Isabella, no a mí. Esa es mi única ventaja.
El motor rugió y la mansión se reducía en el retrovisor, al igual que su esposa… atrapada en un odio que él mismo alimentó con sus secretos.
Encendió el manos libres.
—Mario, dame información.
—Almacén Johnson. Tres niveles, abandonado hace cinco años. Dos entradas confirmadas, posible tercera al oeste.
—¿Ana?
—En cirugía. Herida de bala en el abdomen. Pero García está en el hospital supervisando todo.
Walter había cruzado una línea imperdonable.
—¿Qué averiguaste sobre sus movimientos?
—Nada concreto, pero una de las chicas de Gloria dice que se llevó a Ethan.
Nathan cerró los ojos un instant