Tristan
Beth estaba desnuda frente a mí, esperando que la dejara entrar. No recordaba la última vez que había tenido sexo con ella, quizá antes de que Jane llegara. Había estado tan ocupado con los asuntos de la manada y pensando que pronto Marius vendría a buscarla, preparándome para negarle lo único que deseaba, que no noté que estaba descuidando mis propias necesidades.
Bajé la mirada hacia sus pechos y levanté la mano para tocar uno de ellos.
Beth cerró los ojos, y me gustó el sonido que hizo cuando la toqué; fue como un suave ronroneo.
“Tómala… ahora.” Rugió mi lobo, Ethan.
—Sí, tal vez debería hacerlo de una vez —le respondí mentalmente.
Detrás de mí, escuché a Jane toser con incomodidad y carraspear varias veces.
—Creo que los dejaré solos —dijo ella, y aparté la mano del pecho de Beth, que abrió los ojos.
Me rasqué la cabeza y abrí más la puerta para que Jane saliera.
—Vamos, vete —le dije.
Jane salió rápidamente del cuarto sin mirar atrás. Cuando desapareció por el pasillo, t