Capítulo – El Latido que Me Partió el Alma
Stephen no supo qué lo llevó hasta la clínica aquel día.
Tal vez fue el instinto.
Tal vez la esperanza.
O quizás… la culpa.
Una compañera del hospital lo había dicho al pasar:
—Escuché que la Dra. Torres está en seguimiento médico. Está muy pálida… pobre chica.
Y eso bastó para que saliera corriendo.
Aparcó frente a la clínica y permaneció inmóvil en el auto.
El corazón le martillaba el pecho como si ya supiera lo que estaba por descubrir.
Entonces la vio.
Joselín.
Bajaba del coche de Mateo, acompañada por Paula y Lilian.
Lucía hermosa… pero cansada.
Sus pasos eran lentos, su rostro pálido.
Una de sus manos reposaba, instintivamente, sobre su abdomen.
Stephen sintió que el aire le faltaba.
Esperó.
Los siguió a distancia, con el pecho a punto de estallar, hasta la recepción.
Escuchó que preguntaban por el consultorio número 3.
Y fue tras ellos.
No sabía qué buscaba.
Solo necesitaba saber si ella estaba bien.
Se detuvo junto a una máquina expen