Capitulo:El Juego Sucio
La habitación de hospital olía a desinfectante y tristeza fingida.
Las sábanas blancas contrastaban con la palidez cuidadosamente calculada de Margaret Jones, quien, recostada entre almohadones, jugueteaba con el borde de su bata como si el acto mismo le costara la vida.
La puerta se entreabrió y entraron Charlotte Ashford, su eterna aliada, y su hija Amalia, seguida por la cardióloga de confianza, aquella mujer seria que había "avalado" los informes médicos fraudulentos.
Margaret sonrió débilmente, con la sonrisa arrogante de quien cree haber ganado una guerra sin siquiera mancharse las manos.
Charlotte fue la primera en acercarse.
—Te ves tan... —buscó la palabra adecuada para no reírse— auténticamente enferma, querida.
Margaret suspiró teatralmente.
—Qué actuación la mía, ¿verdad? —susurró, con fingida modestia—. Por un momento hasta me creí la mejor actriz del West End.
Charlotte soltó una risa baja, mientras Amalia miraba alrededor, asegurándose