Capitulo Amarte en cada amanecer
La brisa cálida de Tulum acariciaba la piel de Mateo y Paula mientras bajaban del avión. El aire olía a sal, a promesas nuevas, a sueños aún por estrenar. Estaban en su luna de miel, y aunque los días por venir serían pocos, sabían que cada segundo sería un regalo para recordar toda la vida.
Se hospedaron en una pequeña villa frente al mar, donde las paredes blancas reflejaban la luz suave del Caribe, y las hamacas parecían invitar al descanso eterno. Todo era sencillo, natural, auténtico… como ellos.
La primera noche, cenaron en la playa, sobre una alfombra de arena tibia. El murmullo de las olas fue su música de fondo. Las velas temblorosas les devolvían el brillo en los ojos.
—¿Te das cuenta, amor? —susurró Paula, acariciando la mano de Mateo—. Estamos casados.
Mateo sonrió, esa sonrisa suya que siempre la hacía sentir segura.
—Y voy a pasar toda mi vida recordándote lo feliz que me haces —dijo él, con voz baja, ronca de emoción.
Brindaron por su a