Capítulo 1: El regreso inesperado
El cielo gris cubría el aeropuerto de Carrasco con una melancolía inesperada. El viento fresco de la mañana se colaba por los pasillos abiertos, agitando los cabellos de los pasajeros que salían con maletas, mochilas y sueños a cuestas.
Entre ellos, Mateo Moreno arrastraba su valija negra con paso firme pero el pecho oprimido. Habían pasado 2 años desde la última vez que pisó suelo uruguayo. En el rostro llevaba la madurez que otorgan las caídas y las decisiones difíciles. Ya no era el adolescente torpe de 16 años que había arruinado todo con una estupidez. Ahora, con 23 años recién cumplidos, un título universitario y varias sesiones de terapia en el corazón, había vuelto. No sabía si para quedarse… pero sí para cerrar un ciclo.
A su lado, caminaba Joselín Muniz, una joven de 17 años por cumplir los 18, hija de Fabián y Lilian, amigos entrañables de los padres de Mateo y encargados de los restaurantes que la familia Moreno tenía en España.
—¿Estás