128. Despejar la mente
Nick
Cuando vuelvo a abrir los ojos me encuentro en un lugar que no conozco, hace demasiado frío y me siento mareado. Intento moverme, pero algo me detiene, estoy atado a una especie de poste y para mejorar las cosas, dentro de una caja de cristal o algún otro tipo de material.
—Buenos días, bello durmiente —habla Gregor sin mucho ánimo y me giro a verlo—. Tardaste un poco en despertar.
Está en las mismas condiciones que yo, en otra caja a un lado de mí, frente a nosotros hay un panel, alguien debe controlar lo que pase dentro de este lugar, a nuestro alrededor todo parece vacío.
Que detalle, Maximiliano tuvo la delicadeza de darnos un lugar solo a nosotros.
—¿Acogedor verdad?
Todavía me cuesta un poco acoplarme a la luz, sigo sintiéndome mareado y miro a la ventana amplía frente a nosotros, está nevando… Un segundo, en Steelney no cae nieve.
—Ya lo notaste.
No puedo creer que en serio estoy aquí.
—No estamos en Steelney —miro a mi alrededor, la clase de ropa que está sobre las sillas