- Mamá, no quiero pensar que pudiste hacerle daño a la pobre niña por esta corona.
- ¿Volverá a este tema? Trátame como si fuera un criminal.
- No es un delincuente. Yo te amo madre. Pero me siento sofocado. Entré a la casa y ella me siguió.
- ¿Asfixiado? Después de todo lo que he pasado contigo...
- No empieces con tu discurso ridículo y repetitivo.
Liam nos miró y se detuvo en las escaleras. Me parece que pensó en decir algo, pero se dio por vencido. Subió las escaleras y escuché que la puerta de su dormitorio se cerraba.
- ¿Discurso ridículo? ¿Es así como me tratas?
- Todo lo que has hecho por mí cobra a lo largo de mi vida. Mamá, tengo 21 años y hasta ahora solo he hecho lo que querías. Por favor... Déjame vivir mi vida... - No pude contener las lágrimas, que comenzaron a fluir.
- ¿Llorar? ¿Quieres misericordia ahora? – se burló ella.
- ¿Cómo puedes ser tan cruel? Mi padre se ha ido, yo me voy... Y Liam también se va. Y nos extrañarás. Porque nadie es feliz solo, ¿sabes?
"Sí…" se