Siena corrió para regresar tomada de la mano con su hermano. Kimberley los esperó a mitad de la escalera y los ayudó a bajar, ambos lucían sus pijamas y estaban descalzos.
—Quiero mi jugo —reiteró la pequeña.
—Ahora te lo doy —indicó la madre y los tomó a cada uno de la mano—. Antes quiero presentarles a dos personas.
—¿Quiénes mami? —inquirió el niño bajando las escaleras para acercarse a la pareja.
—Ellos son Leila y Dustin —mencionó la madre.
—No, mami ese es papi Francis —retrucó la niña.
—Yo estoy aqu&