Por Alejandro
Estábamos yendo para la empresa cuando le suena el celular, es raro que hable por teléfono, se mensajea un par de veces por día con su amiga Emi y alguna que otra vez, por la tarde, habla con su madre o su padre, no más de 5 minutos
Atendió sin mirar el número, estábamos uno al lado del otro, nos llevaba mi chofer, como siempre.
-Hola.
-Por fin me atendés.
Escucho todo, porque como dije, estábamos sentados muy cerca, siempre me pego a ella.
-Diego ¿Qué querés?
Se tensó al escuchar su voz.
¿Sentirá algo por él?
Mi corazón latía rápido y no sé por qué.
-Que vuelvas conmigo.
-No me interesa.
-Ya te dije que la vas a pasar mal si no volvés.
No podía creer cómo la amenazaba.
-No me asustás.
-Tenés padres, amigos, primos, no pienses solo en vos.
Tuve ganas de tomar su celular y pasar a través del teléfono, para enfrentar a ese tipo y matarlo.
Cerré mis puños con tanta fuerza que tenía mis nudillos blancos.
-Mirá, pedazo de hijo de puta, no te tengo miedo, mis