Ya había oscurecido afuera. Ana pidió un taxi y, mientras esperaba, le envió un mensaje por WhatsApp a Sara.
Le explicó lo que había sucedido y acordaron verse al día siguiente.
Sara respondió con un simple "ok".
Luego, añadió que cuando llegó a casa por la noche, su marido ya se había llevado a Bella antes de que cenara.
[Sara: No necesito preguntar para saber que se fue a ver a esa amante suya, Cristina.]
Incluso a través de la fría pantalla, Ana podía sentir la impotencia de la mujer en este momento.
Había pensado que la relación entre Sara y su hija había mejorado esa tarde después de la escuela, pero resultó ser solo una ilusión suya.
[Ana: Paso a paso, confía en mí.]
Justo después de enviar ese mensaje, Ana escuchó una voz que salía del altavoz del teléfono de Selina.
—¿Cuánto tiempo ha pasado desde que saliste de la escuela y aún no regresas? ¡Si no quieres volver, entonces no vuelvas esta noche!
—Todo el día por ahí haciendo tonterías, ¿cómo pude tener una hija como tú? ¡Realme