Ana siguió transmitiendo durante dos horas más antes de terminar.
Yanela le entregó la libreta con el número de teléfono de la chica.
—Ana, ¿quieres que la agregue desde el WhatsApp del trabajo?
Ana negó con la cabeza.
—No hace falta, dámelo. Ya puedes recoger tus cosas y prepararte para salir.
Cuando Yanela se fue, Ana apenas probó un par de bocados de comida antes de sacar su celular y agregar el número al WhatsApp.
Mientras tanto, en la casa de los Vargas...
—Esperanza, ¿qué pasó? ¿La streamer aceptó acompañarte a confrontarlo?
En la amplia sala iluminada con decoración lujosa pero sobria y cuadros de buen gusto en las paredes, Bianca estaba sentada en el sofá, sosteniendo la mano de su sobrina. Su rostro bien cuidado reflejaba preocupación.
Esperanza miró su teléfono. La lista de contactos seguía sin actualizarse, y su corazón latía inquieto.
Por culpa de los problemas con su novio, llevaba dos días sin dormir bien. Incluso cuando lograba conciliar el sueño, las pesadillas la despe